Una chica blanca con una voz casi negra, hecha para cantar blues y soul. Una voz estremecedora, capaz de poner los pelos de punta, imposible de olvidar. Lástima que su turbulenta vida quedase truncada tan temprano y nos viésemos privados de ese precioso don que tenía Janis Joplin.
Le gustaba tanto vivir que lo hizo a toda prisa y su vida se consumió demasiado pronto, desafiando prejuicios y desmontando estereotipos – como artista y como mujer. Desde su Texas natal sintió la llamada de la Costa Oeste y se trasladó a San Francisco, donde se uniría a Big Brother & The Holding Company, una banda de rock psicodélico que pronto se vio al servicio de la personalidad y la fuerza arrolladoras que desplegaba su nueva cantante. Ahí empezó la espectacular andadura de Janis, que la llevó a la cima del éxito antes de empujarla al abismo que supuso su muerte. Un contrato con Columbia y su impresionante actuación en el Festival de Monterey la colocaron en una posición privilegiada, vendiendo unas cantidades de discos y alcanzando una popularidad inusitadas hasta entonces para una mujer dentro del varonil mundo del rock.
Su marcha de Big Brother, la creación de la Kozmic Blues Band y otras formaciones, sus giras internacionales con diferentes bandas y su presencia en numerosos festivales (desde el clásico Newport Folk, al que corresponde la imagen que hemos elegido de Elliot Landy, hasta su memorable actuación en el histórico escenario de Woodstock) se sucedían a un ritmo frenético, el mismo que llevaba en su vida diaria lejos de los focos y las tablas – en su biografía sobre Joplin, “Piece of my heart“, David Dalton llega a referirse a ella como “Nuestra Señora de la Fiesta Perpetua“. Y en medio de esta desbordante actividad, la muerte la sorprendió a punto de terminar la grabación de un nuevo álbum. Sin añadir nada a lo que Janis dejó grabado, se publicaría de forma póstuma con el título de “Pearl“, que era como la llamaban algunas de sus amigas. Un disco que forma parte imprescindible de la historia de la música, como esa portada con la inolvidable foto de Janis Joplin recostada en un sillón victoriano, obra de Barry Feinstein.
Os invitamos a descubrir más fotos de Janis dentro y fuera de los escenarios, mientras podéis repasar algunas de las canciones que la han hecho ser recordada como una mujer única y determinante en la música de las últimas décadas.
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Me encanta Janis Joplin, tenía incluso un par de discos de ella hasta hace poco. Gracias por este post. Ojalá sea feliz donde sea que esté…
Siempre que oigamos sus canciones seguirá viva y será feliz. Mil gracias a ti, por leerlo, disfrutarlo y comentar.