Manolo Tena fue un artista con mucho talento: poeta y músico, compuso (para él mismo y para otros) un montón de canciones que son ya imperecederas. Y pese a todo, su dilatada carrera siempre tuvo más sombras que luces y, aunque llegó a tocar el cielo, consumió mucho más tiempo deambulando entre el limbo y el infierno.