Aún con largos parones entremedias y bajas significativas por el camino, andan ahora mismo paseando por los escenarios su medio siglo de existencia y siguen siendo todo un espectáculo bajo los focos. Señoras y señores: con ustedes, The Who.
Han pasado 50 años desde que aquellos jóvenes que primero se hicieron llamar The Detours y más tarde The High Numbers cambiaron su nombre por el que les llevó a convertirse en una de las bandas de rock más poderosas y veneradas del planeta. Crecieron bajo la alargada sombra de Beatles y Stones y no sólo sobrevivieron para contarlo sino que fueron cosechando una importante colección de hits en los 60 y acabaron siendo una de las formaciones señeras en los 70. Parte de su colosal éxito se debió al impacto de sus incursiones en la opera rock con dos obras esenciales para el género, «Tommy» y «Quadrophenia«, pero sobre todo por sus demoledoras actuaciones en directo – especialmente en los grandes festivales de la época, desde Monterey hasta Woodstock pasando por la isla de Wight. Se ganaron además la fama (más que merecida) de banda conflictiva y de alto riesgo debido a los instintos destructivos que manifestaban tanto en sus conciertos, destrozando los instrumentos y el equipo al final, como en los hoteles donde se alojaban, cuyas instalaciones con frecuencia corrían una suerte semejante.
Víctima de esa violenta espiral de descontrol caería su imprevisible batería, el inefable Keith Moon, quizá el máximo exponente de las luces y las sombras del grupo, y ya en este siglo perdieron también a su bajista, John Entwistle. Pero ahí siguen sus dos cabezas visibles, el cantante Roger Daltrey y el guitarrista Pete Townshend, manteniendo un legado musical repleto de himnos que transcendieron el ambiente mod donde primero se les encuadró y que se han perpetuado a lo largo de los años, haciendo de The Who uno de los nombres imprescindibles para conocer y entender el rock. Una de esas bandas que deberías haber visto en vivo al menos una vez – antes de que sea demasiado tarde y sólo quepa la posibilidad de lamentarse. Queríamos recordar a la formación clásica completa en su apogeo, pero hemos querido enseñaros su cara de niños buenos (al menos, cuando están dormidos) en la célebre imagen que el afamado fotógrafo conceptual Art Kane les hizo en Nueva York y que apareció en la portada del álbum «The Kids are Alright«, banda sonora del documental homónimo sobre la banda. Un buen guiño en contraposición a la incendiaria energía del grupo cuando salían a escena.
Y como siempre, sabéis que podéis oír más fotos y ver más música cuando queráis en nuestras redes sociales, que son las vuestras:
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