Un nombre imprescindible del blues, Muddy Waters fue uno de los primeros en emigrar desde el profundo sur hasta Chicago y enchufar su guitarra a un amplificador para hacerla sonar por encima del bullicio que inundaba los clubs de la gran ciudad. Su alianza con los hermanos Chess – y con los mejores músicos de la época – acabaron por situarle como el más genuino representante del blues del Delta.
Aunque Muddy (cuyo nombre real, McKinley Morganfield, sólo suele citarse al acreditarle como compositor) comenzó tocando la armónica pronto la cambiaría por una guitarra, recogiendo el legado de los viejos maestros como Son House o Robert Johnson. Fue el incansable Alan Lomax quien, en uno de sus viajes recorriendo los más remotos rincones de los USA para documentar la música popular norteamericana, descubrió a Muddy Waters y lo grabó por primera vez en 1941. Un año más tarde Lomax regresaría a aquella plantación en Stovall, Mississippi, para repetir la experiencia, cosa que animó a Muddy y le decidió a buscarse un futuro como músico profesional. No le resultó fácil abrirse camino en Chicago pero poco a poco se fue ganando una reputación y al cabo de un tiempo fichó por Aristocrat Records – que más tarde se convertiría en la mítica Chess Records, donde Waters grabaría la gran mayoría de sus éxitos emblemáticos, definiendo el sonido crudo y eléctrico del blues de Chicago junto a músicos de la talla de Big Bill Broonzy, Little Walter, Otis Span, Jimmy Rodgers o el imprescindible compositor (y bajista de estudio) Willie Dixon.
Su salto a Inglaterra, primero a través de sus discos y más tarde actuando en vivo, terminó de despertar las ansias de blues de una generación de jóvenes blancos que abrazaba con respeto y devoción aquellas canciones de los músicos negros norteamericanos – mientras, paradójicamente, los herederos directos de ese sonido se alejaban de sus raíces para experimentar nuevos ritmos emergentes, como el rock o el soul. Muddy llegaría a grabar con algunos de aquellos jóvenes, como Rory Gallagher o Steve Winwood, y su influjo caló hasta los huesos de incontables bandas, entre las que estarían los Beatles – que le mencionan en «Come Together» – y, por supuesto, los Stones – no en vano, se apropiaron el nombre de una de sus canciones, «Rollin’ Stone«, y compartieron escenario con él en varias ocasiones. The Band le invitaron a su despedida (recogida por Scorsese en «The Last Waltz«) y Johnny Winter le devolvió la alegría produciendo el disco de regreso a sus orígenes, «Hard Again«, así como los otros tres álbumes que aún publicaría en vida. Treinta años después de su muerte, su figura permanece como uno de los pilares del blues clásico y uno de sus decisivos valedores, cuya electrificada influencia en la música popular permanecerá vigente por los siglos de los siglos. (Amén)
Aparte de estos dos fantásticos retratos, uno de Joe Sia en vivo y otro de Baron Wolman posando fuera del escenario, os dejamos una serie de imágenes de Muddy en sus diversas épocas y edades, así como una pequeña selección de sus grandes canciones, siempre bien rodeado por músicos excepcionales.
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Aguante Muddy Waters!! Aguante el blues!! Gracias por este post :3
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