Durante un fin de semana, Benidorm se convirtió en el centro de reunión de la afición rockera más selecta y bizarra, venida desde toda la geografía ibérica y buena parte de Europa. Una vez más, Metallic’ko Leathers montó una fiesta de tres días para celebrar con toda su gente el aniversario de su tienda, referente mundial de las chupas de cuero desde hace casi 40 años.
Desde el viernes depués de comer empezaron a funcionar los puestos de discos, ropa y complementos, con la presencia de DJs que iban amenizando la tarde, y antes de caer el sol ya habían empezado los conciertos, que durarían hasta pasadas las dos de la madrugada, y luego seguía la fiesta con más DJs poniendo rock en todas sus acepciones hasta las 7 de la mañana.
Y al día siguiente, más de lo mismo pero desde mucho más temprano: al mediodía arrancaban de nuevo el mercado y las pinchadas en la zona Island, una amplia cafetería entre la recepción y la terraza de la piscina del Gran Hotel Bali, una de las tres áreas donde se desarrolla este festival, todo sin salir del recinto del hotel. A media tarde volvían los conciertos al Ballroom, bajando una escalera desde la propia piscina, y al lado de la Voodoo Room donde la fiesta se alargaría de nuevo hasta el amanecer.
El fin de semana fue transcurriendo entre reencuentros con viejos conocidos y encuentros con nuevas amistades, en un ambiente festivo, distendido y con muchas risas, con la música y las cervezas presentes por doquier. Era divertido ver a la fauna rockera asistente mezclarse con el resto de huéspedes del hotel, conviviendo en una colorida concurrencia. El domingo, tras dos días de viento y nubes, el tiempo invitaba por fin a darse un chapuzón para despejarse y seguir disfrutando del mercadillo, los conciertos matinales y los DJs que siguieron poniendo banda sonora al desmontaje y la despedida hasta casi el anochecer.
Una muy grata experiencia, en un marco casi familiar, con todo lo necesario a tan solo unos pasos de distancia, sin salir del recinto del Hotel Bali. Una cita imprescindible para los amantes del rock en general y de su vertiente más gamberra y canalla en particular, con momentos mágicos e irrepetibles, que esperamos volver a disfrutar en próximas ediciones. Agradecemos a toda la gente involucrada en la organización el esfuerzo por hacernos sentir como en casa, y por estar atentos a cada detalle para que todo saliera a la perfección. El trabajo y los desvelos de tantos meses tuvieron su recompensa.